sábado, 25 de abril de 2020

Castigos mágicos y mortales del Inca Pachacútec

Si eres de los o de las que piensa que el Inca era un ser de luz, no estás equivocado. Lo era a su manera y de acuerdo a los principios que reinaban en aquellos tiempos. Pero lo que debemos respetar es su derecho a que era un ser humano, con ambiciones, errores, defectos y virtudes. Un hombre con ganas de dejar huella en la historia de la humanidad, así lo decretó y así es hasta el día de hoy.
El Sancayhuasi, lugar de tormento para los enemigos del inca, por Guamán Poma de Ayala
Este análisis lo he creado basado en algunos datos de Guamán Poma de Ayala, Fray Martín de Murúa y principalmente en las crónicas de Juan de Betanzos. Este último, como todos y todas sabemos, vivió en los palacios de la más alta nobleza incaica en tiempos virreinales, en el Cusco. Sus fuentes son de primera mano y es uno de los pocos que intenta ser imparcial, pese a la época.
Ustedes saben que las formas de conquista incaicas eran de dos tipos: Por convencimiento (el inca gestionaba un trato a cambio del poder sobre el reino) y la otra por sometimiento (a la fuerza y con guerra). En el último caso, muchos de los reinos que el inca no lograba conquistar por convencimiento, eran considerados reinos tercos y rebeldes, entonces se procedía a la sangre. 
Después de la carnicería que se realizaba en los campos de batallas, se procedía al agradecimiento a la huaca que habían llevado como protectora de guerra, cargada en una litera. Luego la construcción de un templo en homenaje al panteón incaico, sacrificios, ceremonias, ofrendas y la edificación de instituciones públicas, que le darían el nuevo rumbo al reino conquistado. Acto siguiente, se recogían los cuerpos de los aliados para ser llevados al Cusco y entregarlos a las viudas, en cambio a los de la contraparte se les dejaba podrir regados en el campo como castigo. Asimismo, procedían a los “castigos mágicos, físicos y psicológicos” realizados principalmente a gente de los cargos más altos. Matar al Cápac rebelde, o sea al gran señor que no quería someterse al Inca, era vital en una guerra de este tipo, ya que al matarlo, moría automaticamente la cabeza y el pensamiento filosófico del reino conquistado. 

LA CABEZA Y EL CÁMAC: 
El señor del Collasuyu, por ejemplo (que era un tipo poderosísimo y dueño de latifundios del sur) fue decapitado y su cabeza, por orden del inca, debería ser conservada y decorada, o sea, momificada para su preservación. Si bien podría sonar aterrorizante para nuestro mundo actual, en esa época era común que las personas de poder en los andes precolombinos (hablo de Incas y pre incas) tomasen la cabeza del enemigo como una “cárcel del cámac”, o sea “atrapar en la cabeza, la fuerza-espíritu del contrincante, tomar su poder a través de la retención de la misma, para ser más fuerte y gobernar su pueblo”. Un muestra de ello, tenemos las cabezas trofeo de la cultura nazca, a las cuales se les cerraba cualquier tipo de orificio para que el “camac’ no se escapase. 
Pero en fin, no era un trofeo para el miedo, aterrorizar a la gente y colgarla en la plaza, como lo hacían en occidente. Era guardada en una de las galerias del Yachayhuasi y quedaba a disposición del inca y de los rituales. La guerra terminaba siendo mágica, la cabeza estaba con el nuevo señor y el pueblo conquistado tenía que obedecer a su nuevo Cápac. 

Guerrero inca, reconstrucción realista realizada por el ilustrador Frank Abarca. 
2.- LA APROPIACIÓN MÁGICA Y LA RECIPROCIDAD: 
Siguiente paso, era tomado el botín de guerra, llamado “Piña”. Consistía en juntar los bienes de lujo del reino conquistado, como oro, plata, auquénidos y los tejidos mas bellos. Esos tejidos eran, en su mayoría la ropa de los oficiales y del Cápac sometido, a los cuales el Inca mandaba adornarlos con borlas rojas del tamaño de un jeme (distancia del dedo pulgar al índice) como símbolo de subyugación.  Luego el Inca pisaba todo el botín, incluyendo las ropas “borleadas”de los enemigos, para luego disponer de ellos. El acto público del Inca, de pisar la propiedad ajena con sus propios pies, automáticamente le pertenecía y se convertía en sagrado. Después procedía a ofrendarlos: los más bellos a la hoguera, junto con comida y animales, para todas las huacas del Hanan Pacha (especialmente del Sol y del Rayo) y lo que sobraba para sus aliados. Y sepan que tenía que sobrar bastante, porque el botín era el acto de reciprocidad más importante post guerra, era como el pago a sus aliados y generales por los servicios prestados. Se dice que una vez, Huayna Cápac (y esto lo cuenta Murúa) no priorizó la repartición del botín de guerra en una batalla y las tropas le dieron la espalda. El inca desesperado tuvo que accionar rápidamente para que no lo abandonasen y darles lo que querían. 

LA TORTURA PSICOLÓGICA DEL ROJO: 
El inca mandaba hacer unas túnicas rojas hasta los tobillos, repleta de borlas grandes cosidas del mismo color y pedía que los prisioneros las vistiesen. Dicho acto también estaría ligado al del botín : “vestir al enemigo con el color del inca y con el símbolo de su borla (la Maskaypacha) para que se torne su propiedad”. Acto siguiente, estos prisioneros eran ritualizados con baños de chicha en la cabeza y migajas de masa de maíz, al compás de cánticos de hombres y mujeres. Estas canciones decían la manera en que el inca “borleaba de rojo” al enemigo. Esto si era humillante y duraba aproximadamente un mes. 
Pachacútec, reconstrucción realista realizada por el ilustrador Frank Abarca. 
EL FIN Y EL ANONIMATO:
Durante la conquista al antisuyu, se trajeron felinos, serpientes y posiblemente anacondas. Obviamente estos animales eran botín de guerra y habían sido criados por los señores conquistados de la selva. Esos animales eran bien cuidados en cautiverio en unos salones oscuros o cavernas, llamados Sancayhuasi. Pero eran usados, principalmente para terminar el castigo. Primero se les tenía en ayuno un par de días para luego lanzar a los prisioneros de rojo con las fieras. Se les dejaba unos tres días con los animales hambrientos y los sobrevivientes eran curados y despojados de sus pertenencias (mujeres, propiedades, etc) .
Finalmente eran "vaciados": se les quitaba su identidad antigua, sus nombres, eran cusqueñizados y luego eran convertidos en Yanaconas, para servir en las casas de las huacas, el cuidado de las momias o trabajos diversos caseros en los palacios. 
Muchos de estos señores yanaconas de castigo, fueron los que aprovecharon la oportunidad de liberarse cuando llegaron los españoles, otros en cambio decidieron seguir en la conformidad de las casas reales hasta fines del virreinato. Unos lograron heredar parte de pequeñas encomiendas y otros simplemente quedaron en el olvido.

lunes, 30 de marzo de 2020

Las trepanaciones en el antiguo Perú

Existe hasta la actualidad un antiguo misterio sin resolver respecto a las trepanaciones craneanas que los antiguos peruanos practicaban para, según John Verano, curar migrañas, aneurismas e intensos dolores de cabeza.
Escribe: Suriel Chacon.

El antropólogo forense e investigador, John Verano, a lo largo de su carrera profesional ha visto, estudiado y analizado más de 800 cráneos de antiguos peruanos que habrían sido intervenidos con la metodología denominada ‘trepanaciones craneanas’; praxis respaldada por los conocimientos ancestrales de los antiguos peruanos que constituían las civilizaciones preincaicas.
Verano, especialista en examinar momias, esqueletos de toda América antigua aplica las herramientas más sofisticadas para descifrar los secretos que envuelven los sacrificios humanos, heridas de guerra y enfermedades de la época.

Las preguntas que se formula John Verano son las siguientes:
¿Por qué los médicos incas intervenían quirúrgicamente el cráneo de los antiguos habitantes del Perú hasta en siete ocasiones mientras estos aún seguían con vida?, ¿Qué tipo de anestesia utilizaban?

HISTORIA:
El antropólogo forense, Verano, narra que hace 100 años, la expedición de Yale que descubrió y mostró al mundo la maravilla mundial, Machu Picchu, también descubrió algo misterioso. Integrantes del equipo de excursión ingresaron a una cueva con el objeto de desenterrar algunas momias y descubrieron el esqueleto de un inca muy extraño. Algo que llamó poderosamente la atención fue un cráneo que tenía cinco orificios homogéneos en distintas partes del casco (círculos perfectos).
Pasó el tiempo y diversas expediciones con profesionales nacionales y extranjeros pudieron intervenir, algunos de manera legal y otros de manera ilegal, infinidad de cuevas a lo largo y ancho de la geografía peruana con el objeto de desenterrar esqueletos, momias y realizar evaluaciones y estudios respecto a estas intervenciones quirúrgicas a la cabeza (cráneo) de los antiguos peruanos. Todos estos descubrimientos arrojaban más misterios que hasta la actualidad no se pueden resolver, y honestamente, creo que nunca se podrán, ya que no existen más evidencias.
No obstante, el investigador, John, pudo acceder a archivos y pruebas que cualquier otro profesional hubiera querido tener en sus manos.
[…] Verano y un colega consiguieron ver primera vez algunos cráneos intervenidos en 2002, cuando visitó un museo en la ciudad de Cusco, que se ubica a 11.000 pies de altura […]
Gracias a esa visita, estos investigadores pudieron analizar, estudiar y fotografiar cráneos de los antiguos peruanos que habían sido intervenidos quirúrgicamente con la famosa praxis médica, ‘trepanaciones craneanas’, según lo publicado en el informe de John Bonifield de la CNN, se habrían estudiado y analizado 62 cráneos, 41 con un solo orificio y 21 con dos o tres orificios.

Por otro lado, los cráneos que poseen tres o cuatro orificios de gran tamaño representarían los “restos” intangibles de cruentas guerra de conquista de una cultura a otra, además, dichas fracturas comprobarían la fatalidad de las antiguas armas de guerra, hasta que llegaron las espadas y sables de los españoles.
Después de leer la deducción de Verano, nos lleva a pensar que la cantidad de personas con traumatismos encéfalos craneanos, obligó -al inicio de esta pericia- a que se improvise para intervenir a los heridos de manera urgente, y con el paso del tiempo, a mejorar la experiencia médica para salvar la vida de los pacientes que por lo general eran guerreros que habían sido heridos en el campo de batalla.
“Hay muchos casos en que hay un agujero en el cráneo, y justo al lado es una línea de fractura que se extiende hacia fuera”, informa.
[…] Un hombre tenía toda la parte superior izquierda de su cráneo raspada con una cuchilla de piedra. La cirugía fue uno de los primeros de su tipo realizado en las Américas, hace unos 2.400 años […]
“Alguien examina a un paciente como el que podría limpiar la herida y luego echar un vistazo. Si hubo fracturas y pedazos de hueso, que podían retirar con cuidado los”, dijo Verano.

Estas cirugías tenían una tasa de supervivencia del 40 % en su primera etapa, pero con el correr del tiempo, los incas habrían mejorado su técnica y habrían alcanzado hasta un sorprendente 80 % de tasas de supervivencia. Por otra parte, en esa misma época –hace 700 a 500 años- ese tipo de cirugías se realizaban –en Europa- con sondas de metal y taladros. Incluso Hipócrates escribió un manual para intervenir este tipo de fracturas en la cabeza.
“Durante los siguientes 2.000 años, aislada del resto del mundo, los cirujanos andinos rasparon, cortaron y perforaron la cabeza de los pacientes lesionados para limpiar una herida, o para desaparecer coágulos de sangre o bajar hinchazones. Esa práctica se denomina trepanación.”
“En un momento determinado en el tiempo de los Incas, hace 500 a 700 años con las técnicas más avanzadas y consistentes, que fueron capaces de alcanzar tasas de supervivencia de empuje 80%.”
“Ha sido un enfoque muy práctico para lesiones en la cabeza, y funcionó”, dijo Verano. “Sin duda, era tan buena o mejor que la neurocirugía fue hasta tiempos muy recientes.”
“Esta praxis médica desapareció no bien que los españoles colonizaron y conquistaron la cultura inca poniendo fin a 20 siglos de la medicina tradicional.”

OPINIÓN:
Las trepanaciones craneanas, sobre todo, las de la civilización Paracas, que se desarrollaron al sur de la actual ciudad capital, Lima, Perú, son envueltas en un manto de misterio, y algunos historiadores y especialistas aseguran de que esas intervenciones quirúrgicas en el cráneo de los antiguos peruanos, se habrían hecho por algún ritual sagrado, por otro lado, existe otra hipótesis que se respalda en un cráneo con un portal abierto; para:
1).- mejorar la oxigenación o flujo sanguíneo, 
2).- hallar más sabiduría e inteligencia. Muy descabelladas las hipótesis, no obstante, no existe ninguna evidencia al respecto.

PERO AQUÍ VIENE LO MEJOR.
Después de que John Verano haya estudiado por más de 25 años sobre las trepanaciones craneanas, especialmente, respecto a los diversos agujeros (4,5,6,7) que tienen algunos cráneos sugiere que:
“Es posible que se realizaron para tratar de alivia “Es posible que se realizaron para tratar de aliviar dolores de cabeza o mareos, pero tampoco hay evidencias, y nunca las habrá, deduzco que las trepanaciones craneanas podrían haber sido una especie de aspirina antigua.”

[Créditos. Con información: edition.cnn.com, yale.edu, Harvard Universty Press │ Foto de portada: Harvard Universty Press]