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martes, 25 de abril de 2017

Lambayeque: Pomac y el poder de Sicán

David Roca Basadre / Revista Rumbos

La quietud del bosque en medio del desierto, donde reinan ancianos algarrobos y sus retoños de edades y formas diversas y brilla la corte de zapotes, faiques y palo verdes, es el escenario magnífico donde dormitan las huellas del antiguo reino teocrático de Sicán, en forma de grandes pirámides truncas que han resistido quinientos años de huaqueo y abandono.
Sin embargo son capaces, a pesar de todo, de darnos aún pruebas de aciago poderío y grandeza: durante casi trescientos años, a fines del primer milenio d.C., los Sicán hicieron de su poder terrible la fuerza predominante e influyente de un amplio territorio que abarcaba desde el sur del Ecuador, hasta los linderos de Pachacamac y Ancón. 
Son aproximadamente seis mil hectáreas las que cubre el Santuario Histórico Bosque de Pomac, el bosque seco más grande de América y probablemente del mundo, conjunto de especies de flora y fauna adaptada al clima excepcionalmente seco del desierto costeño, que vive del contacto hallado del agua subterránea por la fuerza de sus raíces y propiciador de una fauna sorprendente por su variedad.

Batan Grande es el complejo arquitectónico más grande  la cultura Sicán
El Santuario Histórico Bosque de Pomac es testigo excepcional y espléndido de la maravillosa simbiosis entre el hombre y el resto de la naturaleza, como quizá no lo hay en otra parte del planeta.

El poder de Sicán
Quizá no un caso único en la rica historia transcurrida en el territorio peruano, poblado de valiosas manifestaciones culturales ignoradas, el recuerdo de Sicán ha tardado en imponerse a los ojos de los peruanos y del mundo.
El gran revelador de la importancia de Sicán, el doctor Izumi Shimada, la caracteriza cronológicamente a partir de los estudios de su cerámica, en tres periodos: Sicán Temprano que habría existido entre los años 700 a 900 d.C., Sicán Medio entre 900 y 1100 d.C y Sicán Tardío entre 1100 y 1350 d.C. 
Es a Sicán Medio, sin embargo, al que debemos atribuirle el aporte más importante y el legado en obras de fina metalurgia, cerámica, técnica depurada y formas de convivencia en la naturaleza, que un modernísimo Museo de Sicán – promovido con intensidad por el doctor Shimada y obtenido gracias a la cooperación japonesa – nos expone didácticamente a pocos kilómetros del bosque donde fueron hallados tales vestigios.  
No los únicos, sin embargo. Puede afirmarse con seguridad que casi el ochenta por ciento de los objetos antiguos labrados en oro y otros metales, provenientes de nuestro territorio, que están en colecciones privadas y museos del Perú y fuera del Perú, y que causan la admiración del mundo por la maestría de nuestros artesanos, provienen de Batán Grande, nombre con el que también se conoce a la extensión donde estuviera el centro del poderío de Sicán, en el hoy Santuario Histórico del Bosque de Pomac.

Las estructuras piramidales truncas son un sello de la cultura Sicán. 
Las pirámides truncas, que eran centros de culto religioso, donde la presencia de muchas tumbas delata cierto probable culto a los antepasados, se combinaban con plataformas públicas. La decoración mural se centra siempre en el personaje central, un dios presentado como un degollador de ojos alados, que porta una cabeza en una mano y un tumi ritual en la otra, el mismo al que temían los mochicas y que ya frecuentaba estas tierras desde muchos siglos antes y al que, luego, asumirán los señores Chimú.
Sicán tiene, sin embargo, su propia personalidad. Es el resultado de la fusión de dos de las principales tradiciones culturales del territorio andino, la herencia Mochica en la costa norte y la influencia Tiahuanaco - Wari de la sierra sur. El resultado es creativo y original.
La visita al Museo de Sicán nos permite apreciar la calidad del trabajo de aquellos artesanos. Donde la exquisita cerámica tan sólo es superada en asombro por el brillo del trabajo metalúrgico. Si bien los objetos de aleación de oro aparecen como más atractivos al visitante, el éxito mayor de su arte residió en la fundición a gran escala de cobre arsenical o bronce arsenical, aleación que ofrece ductilidad superior, dureza y mayor resistencia a la corrosión. Los hornos en que trabajaban sus artesanos requerían mucha mano de obra, materiales, carbón y fuertes corrientes de aire que eran suministradas por la fuerza del pulmón humano. Todo ello ha sido reconstruido para el visitante al Museo, de una manera vívida y didáctica.

Indumentaria Sicán que alberga el Museo de Sitio.
Recreación de las labores orfebres que caracterizarón a Sicán
La magia del bosque
De pie ante el árbol que llaman milenario, anciano algarrobo de casi quinientos años que despliega toda su sabiduría en largas ramas aún no vencidas, y que siguen produciendo abundante fruto, no nos sublevan – sino que nos convencen – el culto y los rezos que los lugareños le rinden. El árbol milenario es el símbolo, junto a algunos otros venerables, de lo que el bosque debió significar siempre y que obviamente refleja la dependencia del hombre con su entorno, al que reconocía como la providencia que le permitía seguir viviendo.
El bosque tiene un árbol emblemático, el algarrobo (Prosopis pallida), presente en toda la zona norte del territorio pero que tiene un punto de concentración aquí en Pomac. Sus raíces se hunden en la tierra hasta alcanzar la napa freática y se ha encontrado alguno que ha llegado a cavar hasta sesenta metros en pos del agua. Los animales comen sus hojas, sus frutos sirven de forraje, pero también para el consumo humano, sobre todo a través del extracto llamado algarrobina. Las flores proveen de excelente néctar para las abejas de los apicultores que se han instalado en la zona y producen miel de buena calidad y sabor, además de abundante polen. Las hojas secas se usan como excelente combustible y sus amplias ramas y hojas dan la sombra necesaria para hacer habitable la aridez del desierto.
Al algarrobo lo acompañan el sapote, segundo en presencia, de menor amplitud pero de grandes virtudes, el faique, el paloverde, arbustos como el vichayo y el cuncuno, además de lomas de cactus. Cada cierto tiempo – aproximadamente una década – aparece El Niño y eso provoca que ocurran lluvias intensas. Como resultado emergen especies herbáceas que componen ricas y efímeras praderas, germinan las semillas de los árboles muchas veces enriquecidas por el abono de los animales luego de consumir los frutos, y todo el bosque se regenera.

El árbol milenario, un añejo algarrobo centinela del Bosque de Pómac
El bosque de Pomac es el principal refugio de una fauna silvestre que se ha adaptado plenamente a este ecosistema, al punto de ser muchas de las especies endémicas. Es el caso del chiroque, la ardilla nuca blanca y otras amenazadas de extinguirse, como la cortarrama, el halcón, el gato montés, el oso hormiguero, el popular huerequeque y otros que sumados alcanzan a ser cuarentiun especies de aves, siete de mamíferos y nueve de reptiles, reconocidos en la actualidad. Se han marchado con la actividad humana y con la pérdida paulatina de contacto con las zonas altoandinas, antes ligadas a través de un corredor biológico, los venados, los pumas, las pavas aliblanca y el cóndor. Impresionante suma de especies animales que el sentido común habitual no puede imaginar en medio del desierto y que los bosques secos logran abrigar.
Sin embargo, los bosques secos han sido objeto de codicia por la calidad de su madera sobre todo y la utilidad de sus hojas y frutos. Mientras que el hombre prehispánico tenía mucho cuidado en el uso de lo que era vital para su sobrevivencia, la llegada de otras visiones del mundo con la conquista y más aceleradamente la búsqueda de combustible en tiempos recientes y hasta el día de hoy, trajeron la devastación de grandes extensiones que fueron utilizadas para leña y carbón de las poblaciones rurales y de las ciudades que iban apareciendo en la costa.
Estos ecosistemas áridos y de lluvias escasas, donde las plantas están sometidas a estrés hídrico casi permanentemente, tienen escasas precipitaciones y una temperatura ambiental de 27° C, como promedio. La rica flora y fauna allí establecida y desarrollada se ha adaptado en sana convivencia con el componente humano que sabe establecer una relación armoniosa con el conjunto, generando una interdependencia de mutuo provecho. Así, son decenas de miles las familias campesinas que tienen como fuente de sustento a los bosques secos y viven al abrigo de estos ecosistemas. De su existencia – y esto lo intuía el hombre prehispánico – depende la regulación del ciclo hídrico de las cuencas costeñas, el control de la erosión y la lucha contra la desertización y el mantenimiento de la calidad del agua.

El bosque de Pómac es hogar de cientos de aves algunas de ellas endémicas de la región


lunes, 4 de julio de 2016

Diferencias sociales en la cultura sicán

La cultura sicán, conocida también como cultura lambayeque por la región que alguna vez habitaron, fue una de las muchas culturas que existieron en Perú antes de la llegada de los incas. Los sicán habitaron la costa norte de lo que hoy en día es Perú entre los años 750 y 1375 d.C. Al igual que muchas otras civilizaciones, las diferencias sociales y la jerarquía estaban presentes en la sociedad sicán. Estas divisiones se ven reflejadas en las prácticas funerarias de los sicán, quienes no solo incluían el ajuar funerario sino a veces también sacrificios.


Origen de los sicán
El origen de los sicán no es muy claro y algunos creen que son descendientes de la cultura moche. Según la leyenda, el fundador de la civilización sicán fue un hombre llamado Naymlap. Supuestamente, Naymlap vino del sur con una flotilla da balsas, un séquito de guerreros y un ídolo de piedra en forma de mujer de color verde. Ellos conquistaron varios valles de la región y Naymlap comenzó a construir templos y palacios cerca del mar en el Valle de Lambayeque. Se dice que doce generaciones de líderes gobernaron la cultura sicán, el último de ellos se llamó Fempellec. Según la leyenda, Fempellec fue tentado a mover el ídolo y esto provocó que hubiese un mes de lluvias intensas e inundaciones que acabaron con los sicán.

Los sepelios de los "plebeyos"
La cultura sicán se dividió en tres grandes periodos, sin embargo, la mayor parte de evidencia arqueológica concerniente a las prácticas funerarias de esta civilización hacen parte del periodo Sicán medio. Se observó que durante este periodo los plebeyos eran enterrados en fosas sencillas y poco profundas en lugares residenciales o en sitios de producción artesanal. Se reportó también que las fosas no medían más de 2 metros (6.5 pies) cuadrados. Se ha dicho que estos sepelios plebeyos no están registrados ni analizados adecuadamente, y se encuentran marginados en términos de documentación, conservación y análisis.


Prácticas funerarias de las élites
Las prácticas funerarias de las élites recibían una atención mucho mayor. Es a través de estos sepelios de la élite que los arqueólogos han podido identificar cambios de la previa cultura moche. Por ejemplo, en los primeros sepelios de los moche, comunmente se encontraban recámaras o ataúdes de caña, tronco o adobe.  Por otro lado, la evidencia arqueológica muestra que esta práctica fue abandonada durante el periodo Sicán medio. Adicionalmente, los moches sepultaban a sus muertos en posición acostada, mientras que los sicán los enterraban en posición sentada. Esto puede ser un indicio de que hubo un cambio en la manera en que se concebía la vida después de la muerte.
Los sepelios de la élite solían estar cargados con ajuar funerario, una razón más de la atención que se les daba. En la Tumba Este de Huaca del Loro por ejemplo, se descubrieron alrededor de 1.2 toneladas de ajuar funerario. La mayoría de estos objetos (más de 2/3 del peso total) estaban hechos de cobre arsenical, tumbaga, o aleación de oro de muchos quilates. Se ha señalado que el cobre arsenical era accesible tanto para las élites como para los plebeyos. Por tanto, la cantidad de este metal en el sepelio es un indicador del estatus social de esa persona.


Ajuar funerario precioso
Los objetos hallados entre el ajuar funerario de la élite en Huaca del Loro incluyen implementos de cobre arsenical fundido, ornamentos y parafernalia ritual de oro, oro-plata y tumbaga, como también dos montones de conchas Spondylus princeps y Conus fergusoni. Sin embargo, uno de los objetos más famosos de este lugar es la magnífica máscara dorada y los tocados. Esta máscara pertenecía a un hombre en posición sentado de unos 40 a 50 años de edad que estaba sepultado en una tumba de 9 metros cuadrados (29.5 pies) dentro de un pozo de 11 metros (36 pies). La máscara estaba pintada de rojo, tenía orejeras y una cabeza de murciélago dorada tridimensional en la frente. Los tocados tenían plumas de oro y 15 discos dorados suspendidos.

Sacrificios humanos
Otro aspecto de las prácticas funerarias de los sicán que ha llamado la atención últimamente, es el sacrificio humano. En Huaca del Loro por ejemplo, hay 24 sepelios de mujeres en edades entre 18 y 25 años. Se ha sugerido que estas mujeres fueron sacrificadas para acompañar a los hombres de la élite en la otra vida. De todas maneras, no todos están de acuerdo con esta interpretación, y factores como las diferencias de forma en los sepelios son usados para refutar dicha versión.


Otro ejemplo de sacrificios humanos en las tumbas sicán puede encontrarse en el lugar de Huaca Las Ventanas. A diferencia de Huaca del Loro, la mayoría de los cuerpos allí eran de hombres adultos. Otra diferencia entre Huaca del Loro y Huaca Las Ventanas es que los cuerpos de las mujeres en Huaca del Loro estaban ubicados cuidadosamente alrededor del sepelio de la élite, pero los de Huaca Las Ventanas no poseen patrón alguno de acomodación. De manera interesante, se sugirió que los cuerpos sepultados en Huaca Las Ventanas pertenecían a voluntarios que se comprometieron en un ritual que creaba vida a través de la celebración de la muerte. Las fosas de la cultura sicán permiten una mayor comprensión sobre las diferentes prácticas y el estatus social en el norte de Perú entre los años 750 y 1375 d.C.


Fuentes
Cartwright, M., 2015. Lambayeque Civilization. [Online]
Disponible en: http://www.ancient.eu/Lambayeque_Civilization/
Emery, K. M., 2012. Mass Sacrifice in Peru. [Online]
Disponible en: https://bonesdontlie.wordpress.com/2012/01/03/mass-sacrifice-in-peru/
Roach, J., 2011. Mysterious Mass Sacrifice Found Near Ancient Peru Pyramid. [Online]
Disponible en: http://news.nationalgeographic.com/news/2011/12/111228-mass-sacrifice-beer-headless-sican-pyramid-tomb-ancient-science/
Shimada, I., 2000. The Sican Culture. In: L. L. Minelli, ed. The Inca World: The Development of Pre-Columbian Peru, A.D. 1000-1534. Norman: University of Oklahoma Press, pp. 51-63.
Shimada, I. et al., 2004. An Integrated Analysis of Pre‐Hispanic Mortuary Practices: A Middle Sicán Case Study. Current Anthropology, 45(3), pp. 369-402.
www.anywhereperu.com, 2015. Archaeology in Peru. [Online]
Disponible en: http://www.anywhereperu.com/travel-guide/archeology-in-peru
www.roughguides.com, 2015. The Sican Culture. [Online]
Disponible en: http://www.roughguides.com/destinations/south-america/peru/trujillo-and-the-north/the-northern-desert/the-sican-culture/