SÍNTESIS POR : Danièle LAVALLÉE - Santiago UCEDA
PERIODO ARCAICO (DEL 12000 AL 2000 ANTES DE NUESTRA ERA):
Desde el año 12000 antes de nuestra era, la totalidad del territorio peruano se encontraba ya ocupado por grupos de cazadores-recolectores (localizados en las altas tierras de la Cordillera) y de pescadores-recolectores (asentados en el litoral), de los cuales se han encontrado restos de campamentos y utensilios (instrumentos y diversas herramientas de piedra tallada o hueso) ya bastante elaborados y especializados.
Poco a poco, los grupos humanos van creciendo en número y adquieren la condición de sedentarios, entre el séptimo y tercer milenio antes de nuestra era. A partir del año 6000 antes de nuestra era se empiezan a cultivar varias especies vegetales en las altas tierras del Norte (cueva de Guitarrero), tales como frijoles, calabazas y pimientos. En los altiplanos situados en niveles superiores a 4.000 metros de altitud, camélidos salvajes como la vicuña y el guanaco, hasta entonces cazados, pasan a ser progresivamente controlados a partir del ano 5000 antes de nuestra era y su posterior domesticación (abrigo rocoso de Telarmachay) da origen a dos nuevas especies, la alpaca y la llama.
En la Costa, se erigen hacia el 3000 antes de nuestra era los primeros conjuntos arquitectónicos ceremoniales, lo que implica la existencia de sociedades ya considerablemente estructuradas en torno a un sólido poder central y cuya economía se basa, aproximadamente a partir del 2000 antes de nuestra era, en el cultivo intensivo del maíz y el establecimiento de canales de regadío en los oasis costeros.
La cerámica hace su aparición hacia el 1800 antes de nuestra era, sin que su adopción represente una profunda modificación del modo de vida. Lo importante es que, entre el séptimo y segundo milenio antes de nuestra era, los hombres pasan progresivamente de un sistema de vida fundamentado en la depredación (caza, pesca, recolección) a otro consistente en la producción de sus propios alimentos (vegetales y animales domésticos) y de una organización social en pequeños grupos igualitarios a una estructura infinitamente más compleja. E1 apogeo de este progreso económico y social estará caracterizado, a finales del primer milenio, por el surgimiento de la “gran cultura” Chavín.
HORIZONTE ANTIGUO
(ENTRE LOS AÑOS 2000 Y 100 A.C.)
LA CULTURA CUPISNIQUE (del 2000 al 400 antes de nuestra era)
Cupisnique es una de las culturas regionales de la Costa porte que, junto a la de Kotosh, situada en las tierras altas, dará origen a la gran cultura Chavín. Una de sus características más importantes fue el desarrollo de la arquitectura ceremonial. Se construyen templos en forma de "U" a base de piedras y adobe, cuyos muros presentan decoraciones de grandes modelados en altorrelieve, pintados, que representan personajes antropomórficos ton grandes colmillos de felino; también hay lugar para escenas naturalistas con presencia de animales (peces, felinos) e incluso para otras de mayor complejidad, como la localizada en el yacimiento arqueológico de Cerro Sechín (desfile bélico y escenas de masacres esculpidas en estelas de piedra que circundan un templo).
La economía de los Cupisnique se basa en la agricultura de regadío a base de maíz, frijoles, yuca y calabazas, que constituyen el fundamento de una alimentación complementada por la pesca y la actividad de marisqueo.
La cultura Cupisnique presenta dos formas de cerámica características, integradas por botellas de largo cuello cónico y vasijas globulares con asa en forma de estribo. La decoración se efectúa fundamentalmente mediante profundas incisiones. El color predominante en los elementos de alfarería es el negro, conseguido a través de una cocción en horno cerrado. Esta cultura acabará finalmente influenciada por la cultura Chavín, bastante desarrollada en aquella época, como bien indica la presencia del icono de la “divinidad de los báculos”.
LA CULTURA SALINAR (del 400 al 100 antes de nuestra era)
Se desarrolla en la Costa norte, donde toma el relevo a la cultura Cupisnique, entonces considerablemente influenciada por la Chavín.
La cultura Salinar, cuyo territorio estaba limitado a los valles de Chicama, Virú, Moche y Santa, se caracteriza desde sus comienzos por la confección de un estilo de cerámica muy singular, decorada de manera muy sencilla con pintura blanca sobre fondo rojo. Si algunas de sus formas recuerdan la aquellas de Cupisnique, otras representan originales creaciones, especialmente las que presentan figurillas modeladas y unidas a vasijas globulares mediante asas en forma de puente.
La cultura Salinar supone, sin embargo, la transición entre la época de los grandes templos costeros rodeados de pequeñas aldeas y el inicio del urbanismo propiamente dicho. Uno de los yacimientos arqueológicos mejor estudiados es el del Cerro Arenas (valle de Moche). Se trata de un gran complejo arquitectónico de piedra que incluye edificaciones de diversos tipos, probablemente especializados, que reflejan la existencia de una sociedad bien estratificada y jerarquizada. Esta cultura es una de las que más tarde darán formación a la cultura Mochica.
LA CULTURA CHAVÍN (del 800 al 100 antes de nuestra era)
Las características fundamentales de la cultura Chavín están expresadas en su arquitectura y escultura en piedra, así como en su cerámica. Uno de los temas esenciales de una iconografía muy particular, formada de trazos curvos y volutas, es la presencia de la figura correspondiente a una divinidad antropomórfica, mitad hombre mitad felino, que sostiene en cada una de sus manos un largo báculo. La difusión de esta imagen en una gran parte del Perú indica la existencia de una hegemonía cultural y religiosa ejercida a partir del gran Templo de Chavín de Huántar, situado en la parte norte andina y convertido en cuna cultural de primera magnitud que, a través del proceso de intercambios interregionales, impone el culto de sus dioses y rige el calendario agrícola desde el extremo norte de Perú hasta los valles del sur.
Probablemente, el Templo de Chavín fue abandonado un poco antes del ano 100 antes de nuestra era y quedó asimismo parcialmente destruido por razones que se desconocen. En los territorios sometidos hasta entonces a su influencia, la impronta cultural y religiosa experimenta una relajación y los grandes núcleos de población, costeros y serranos, quedan liberados de los cánones estéticos e ideológicos de la cultura Chavín, mientras poco a poco irrumpen culturas regionales de un particularismo muy acentuado.
LA CULTURA PARACAS (del 2000 al 100 antes de nuestra era)
Se desarrolla en la Costa sur de Perú, dentro de un sector bien delimitado del Valle de Ica e incluye dos fases culturalmente bien diferenciadas y sucesivas, denominadas “Cavernas” y “Necrópolis”. La más antigua, “Cavernas”, fue identificada merced al contenido de profundas cámaras funerarias (las “Cavernas”) abiertas en suelo rocoso. Estas tumbas colectivas contenían momias envueltas en mantos unidos y acompañadas de ofrendas constituidas fundamentalmente por calabazas y cerámica. Las piezas de alfarería de estilo “Cavernas” presentan, dentro de formas igualmente sencillas, una decoración policroma conseguida mediante aplicación de pastas resinosas una vez cocida la pieza.
Durante la fase “Necrópolis” sucede a la inversa y las piezas de cerámica, de fina factura, exhiben un aspecto monócromo, frecuentemente en forma de fruta, entretanto el arte textil da muestras de extraordinaria riqueza. Entre las piezas textiles de mayor belleza, jamás confeccionadas en el mundo, cabe citar los mantos finamente bordados y decorados con fantásticas figuras,
antropomórficas polícromas que envolvían, en capas superpuestas, centenares de momias depositadas en extensas cámaras subterráneas (las “necrópolis”). Cada una se encuentra dispuesta en cuclillas, dentro de un cesto, y el conjunto aparece envuelto en lienzos constitutivos de un grueso fardo de forma cónica. Durante la fase de “Necrópolis” se refleja claramente la influencia Chavín, especialmente debido a la presencia en la iconografía de la imagen que representa a la “divinidad de los báculos”. Poco antes del inicio de nuestra era, la cultura Paracas evolucionó sin bruscos cambios para dar nacimiento a la cultura Nazca.
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