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miércoles, 2 de noviembre de 2016

La Revolución Velasquista de octubre

Las huellas profundas que han dejado en la sociedad las reformas emprendidas hace más de cuatro décadas por el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado son analizadas por el historiador Nelson Manrique en una entrevista del periodista Edmundo Cruz publicada en el diario La República en 2009, cuando se cumplieron 41 años del golpe que sacó del gobierno a Fernando Belaúnde.


¿Un retroceso o una revolución? ¿Qué fue el gobierno militar de Velasco Alvarado?
Fue el proceso de cambios más importante de la República. De 1821 a 1865 habíamos tenido solo presidentes militares y a lo largo del siglo XX unos pocos civiles. Vivíamos en una sociedad oligárquica. El poder lo detentaba una oligarquía asentada en la tierra. Las finanzas iban asociadas a terratenientes y gamonales del interior. En América Latina se aceptaba que cualquier cambio profundo en un país de la región pasaba por una revolución antioligárquica. 

¿Esa revolución llegó tarde a Perú?
Definitivamente. Grupos revolucionarios populistas la llevaron a cabo en Argentina, Getulio Vargas en Brasil, Lázaro Cárdenas en México, el MNR en Bolivia, Aguirre Cerda en Chile. En el Perú esas fuerzas fueron tempranamente derrotadas. El Partido Socialista con la muerte de Mariátegui y la corriente ultraizquierdista del Partido Comunista que lo aisló y lo marginó. El Apra fue batida en la guerra civil del 32-33 y en la clandestinidad del 30 al 56. Campeaba el militarismo cerrado a la crítica, a la disidencia, al pensamiento libre y la transformación. 

¿Cómo así ese vacío lo intentó cubrir una dictadura militar?
El gobierno de Velasco fue una dictadura militar atípica. Se preparó en los años 40 y 50. En 1940 éramos un país eminentemente serrano e indígena. El 67 por ciento de los 7 millones de peruanos vivíamos en la sierra. En ese momento se produjo una ruptura en la relación hombre-tierra. Quiero decir que la tierra agrícola existente ya no era suficiente, no alcanzaba. 

Habla de ruptura, ¿por qué?
Porque la falta de tierras tuvo dos grandes impactos. Millones de personas abandonaron el campo, la tierra, y emigraron a las ciudades, a la costa, invadieron terrenos y formaron barriadas. Mientras, los que se quedaron en el campo desataron el más grande movimiento de toma de tierras entre el 56 y el 64, algo que no se veía desde los tiempos de Túpac Amaru. La reforma agraria de Velasco culminó ese proceso, pero ya las movilizaciones anteriores habían herido de muerte al latifundio. Los militares pedían cambios. 

Recuerdo que había consenso sobre la necesidad de los cambios.
Sí, fue extraordinario, con excepción de la oligarquía todo el mundo los pedía. En 1958, vino la Misión Lebret (del dominico francés Joseph Lebret) y planteó la necesidad de una reforma del agro y del Estado, y de cambios estructurales profundos. La Democracia Cristiana fundada en 1956 bajo el padrinazgo de Bustamante y Rivero demandó lo mismo. Haya de la Torre se alió con Manuel Prado y poco más tarde con Manuel Odría. El espacio del centro dejado por el Apra al correrse a la derecha y aliarse con la oligarquía fue cubierto por los nuevos partidos de clase media todos los cuales exigían cambios: Acción Popular, Democracia Cristiana, Movimiento Social Progresista. Hasta los militares, con el CAEM (Centro de Altos Estudios Militares) como laboratorio de gestión gubernamental, concluyeron que la seguridad nacional e internacional tenía como prerrequisito la integración y esta era imposible sin desarrollo. 

En 1962, el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas cuestionó la permanencia de la IPC (Internacional Petroleum Company) en La Brea y Pariñas. 
No solo eso. Hicieron la reforma agraria en el valle de La Convención y Lares y crearon el Instituto Nacional de Planificación. Pasó desapercibido, pero es claro que apuntaban no a un golpe de estado clásico, sino a un gobierno institucional de la Fuerza Armada que llevara a cabo reformas estructurales. 

Responsabilidad del Apra 
¿Por qué los partidos fueron incapaces de hacer esas reformas democráticas?
En eso el Apra tiene una responsabilidad grande. Julio Cotler menciona la pregunta que le hizo a Haya de la Torre: ¿Por qué usted se alió con la oligarquía en lugar de hacer la revolución? Haya le respondió: Porque tuve un error de apreciación, pensé que la oligarquía era más fuerte. Asumiendo que era muy fuerte creyó que había que ser aceptable con ella. Increíble, en 1963, el Apra llevó en sus listas a los candidatos del Movimiento Democrático Peruano, el partido del banquero Manuel Prado, y en el Parlamento se alió con la Unión Nacional Odriísta. Es conocido también el encuentro de Haya de la Torre con Juan Gonzalo Rose en un coctel. Rose había sido aprista y fue perseguido. Haya lo reconoció y le dijo: “Usted fue aprista”. Rose le contestó: “Usted también”. 

Tampoco los partidos de izquierda cumplieron su papel…
Es que eran partidos muy pequeños. El Partido Comunista estaba desprestigiado por su alianza con la oligarquía financiera (régimen de Manuel Prado) y su actitud contemplativa con el dictador Manuel Odría. El Movimiento Social Progresista contaba con excelentes intelectuales como los hermanos Salazar Bondy y profesionales promotores del Instituto de Estudios Peruanos, pero no tenía arraigo. Las organizaciones partidarias de la revolución armada, el MIR y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), montaron guerrillas pero fueron aplastadas rápidamente en 1965. 

Se dice que esas experiencias dejaron huella en la oficialidad.
Cierto. Poco después Velasco Alvarado reconoció en un discurso que cuando salieron a reprimir a las guerrillas aplastaron a los guerrilleros pero se dieron cuenta de que estos tenían razón en términos de que la situación del país era insostenible y que los cambios eran necesarios. También en una entrevista concedida a César Hildebrandt, Velasco respondió que en el Perú era necesario hacer una revolución desde arriba para que no estallara la revolución desde abajo. 

Sendero y la reforma agraria 

Pero estalló Sendero Luminoso en 1980. ¿Qué hubiera pasado si Velasco no hubiera emprendido la reforma agraria?
Con todas sus imperfecciones y defectos, el hecho de que en 1969 Velasco emprendiera una reforma agraria radical, le quitó base social a Sendero Luminoso. Creo que Sendero habría sido prácticamente incontrolable si no se hubiese hecho esa reforma agraria. Esa reforma agraria fue un elemento fundamental para que Sendero Luminoso no avanzara más allá de donde llegó. ¿Qué hace Sendero? ¿Intenta proseguir la reforma agraria incompleta bloqueada por la burocracia estatal? No. Sendero no quiere hacer una reforma agraria campesina democrática. Sendero más bien quiere convertirla en una guerra popular. 

A la luz del tiempo, ¿cómo analiza la nacionalización y estatización de los recursos estratégicos?
Hay que poner esas medidas en el contexto de su época. Vistas con los ojos de hoy fue un tremendo error la estatización de todo, pero vale recordar que esa era la receta promovida en América Latina no solo por los partidos de izquierda, sino por la CEPAL (Comisión Económica para América Latina, organismo regional de la ONU). La industrialización, las nacionalizaciones, la estatizaciones de los recursos estratégicos, la acumulación desde el Estado, esa era la receta clásica. Fue un error, pero fue un error que corresponde a su época. 

El fantasma actual del racismo 

La reforma de la empresa mediante la creación de las comunidades laborales fue una reforma singular del velasquismo.
Cierto, las comunidades industrial, minera, pesquera, fueron una novedad, un intento de conciliación de clases, la ilusión de dar participación a los trabajadores en la gestión y en las utilidades. Carlos Delgado decía: cuando los trabajadores lleguen al 50 por ciento del capital el capitalismo habrá desaparecido porque la empresa ya no es de los capitalistas sino de los trabajadores. No es así y el fracaso de esto tiene que ver no solo con razones económicas sino étnicas. 

¿Cómo étnicas?
Carmen Rosa Balbi, en una excelente investigación, entrevistó a muchos empresarios y encontró que se negaban a sentarse a discutir con los trabajadores no tanto por las reivindicaciones económicas sino porque suponía el trato con los cholos. No podían tratarlos en condiciones de igualdad. Para ellos era intolerable que esta gente estuviera en los directorios de las empresas. Creo que por esto Velasco se convirtió en la bestia negra de la burguesía.

¿No eran reformas que afectaban el capital?
Velasco trató de crear un capitalismo nacional, los Romero, Raffo, Brescia, prosperaron y se desarrollaron. Drasinower, Moraveco eran engreídos de la junta militar de gobierno. Velasco no era antiburgués, pero, como dirían nuestras abuelitas, con Velasco la gente se olvidó cuál era su lugar. Se alzaron los cholos. 

Fuente: https://agencias.lamula.pe/2014/10/03/hace-41-anos-se-alzaron-los-cholos/agencias/?platform=hootsuite

domingo, 9 de octubre de 2016

-"NO TERMINÉ LA OBRA DE LA REVOLUCIÓN"-

Una entrevista del periodista César Hildebrandt a Juan Velasco Alvarado, publicada en la revista Caretas el 3 de febrero de 1977.

General, ahora tal vez tenga usted tiempo para hacer reflexiones que antes no pudo hacer, ¿ha reflexionado sobre el verdadero objetivo de su gobierno?
Sí, lo he hecho.

¿Cómo calificaría ahora ese objetivo?
Hacer del Perú un país independiente y cambiar las estructuras para que el Perú se desarrollara con independencia, con soberanía. No un país vendido, de rodillas. ¿Cómo era aquí? ¡Aquí mandaba el embajador americano! Cuando yo era presidente, el embajador tenía que pedir audiencia y yo lo manejaba a seis pasos. Yo los fregué. Yo boté a la misión militar americana.
Aquí había 50 ó 60 jefes americanos y el gobierno peruano tenía que pagarles sus sueldos, el pasaje hasta para el gatito que traía la familia. Y formaban parte de la información para la CIA.
Nosotros no lo necesitábamos, ya habíamos crecido bastante como para no tener que consultarle todo. Aquí nuestras escuelas de guerra son muy buenas. Nosotros les podemos dar vacantes, más bien.


Mucha gente considera que usted está lleno de rencor, ¿qué piensa de eso?
¿Rencor?, ¿contra quién? ¡Contra nadie! Yo no di ningún golpe. Yo llevé una revolución. Fue una revolución bien planteada. Porque nosotros entramos de frente a actuar, a operar con velocidad. Nosotros hemos hecho cuántas cosas a una velocidad espantosa. Yo sabía que en cualquier momento me botaban. Porque aquí en el Perú, fatalmente, la oligarquía nunca muere.

¿Usted qué cree?
Bueno, al menos durante mi gobierno a la oligarquía le hemos dado forma tal que la hemos deshecho. Muchos han dicho que una de las cosas que hizo la revolución fue terminar con la oligarquía. Bueno, yo creo que no hemos terminado con la oligarquía. Han quedado restos. Y estos restos, están creciendo otra vez. Yo tengo mi conciencia tranquila, excepto por una cosa. Porque no terminé la obra de la revolución. No hicimos lo de la salud y lo de la vivienda. Y no lo hicimos porque me sacaron.

Y ¿por qué cree que lo sacaron? La ambición política, la ambición del poder... Algunos sectores le reprocharon siempre el que usted fuera amigo de los comunistas, el que fuera blando con ellos.
No sólo eso, me han dicho que oficialicé el comunismo. Y eso es una brutalidad. Eso lo dice mi amigo Frías. Eso lo he leído en "X". ¿Por dónde voy a salir comunista? Yo he sido militar toda mi vida. Había algunos medio rojos en el gobierno, que eran pasables. Ustedes me hubieran acusado de macartista si yo hubiera perseguido a los comunistas. Yo más bien he dicho que los comunistas se infiltraron. Hubo infiltración. Y sin embargo, el guerrillero, este muchacho guerrillero, ¿cómo se llama? ¿Béjar? Béjar. Bueno, Béjar dice en su libro "La revolución en la trampa", que no hubo infiltración comunista. ¡Cómo que no hubo infiltración comunista! Hubo infiltración comunista en todas partes, viejo. Y en SINAMOS, donde trabajaba Béjar, hubo más infiltración que en ninguna otra parte.

¿Y usted combatió esa infiltración?
En cierta forma. Yo no les hice la guerra, no salí a cazar guerrilleros como hicieron una vez acá. Yo no los he perseguido. Yo no he perseguido tampoco al APRA. A ningún partido he perseguido yo, viejo. Un hombre es dueño de sus ideas y es libre de expresarlas como le dé la gana. A no ser que lo hagan cambiar a la fuerza. O que le hagan lavado cerebral.
Uno de los puntos de nuestra revolución era: Pluralidad política. De manera que la revolución peruana era para todos los peruanos, no era para unos cuantos. Yo decía que aquellos que no querían estar con la revolución, la revolución les iba a entrar por los poros alguna vez.

¿Con algún partido sintió alguna aproximación? Libros como "El poder invisible", lo han descrito a usted como un hombre resentido, lleno de amargura por su infancia tan pobre, tan dura. ¿Qué le suscita eso?
Hubiera sido como el alacrán. Me hubiera metido la ponzoña yo. Cuando yo hice la revolución, ya era general de división. Había llegado a lo más alto de mi carrera General de División.


¿Qué puesto tenía?
Mandaba al Ejército y mandaba a la Fuerza Armada. Era comandante general del Ejército y presidente del Comando Conjunto. ¿Dinero? Yo no necesitaba dinero, viejo. Yo había estado como agregado militar en Francia, donde gané bastantes dólares como diplomático. Después fui miembro de la Junta Interamericana de Defensa y ahí gané también buena plata. Ahorrábamos, yo nunca he sido botarate. Esta casa me la hizo mi hijo, el arquitecto. De manera que esta casa es antes de... De manera que dinero tenía, lo suficiente para vivir una vida cómoda. Yo no hice la revolución para llenarme los bolsillos. ¿Dónde está el dinero que me he robado? Yo no tengo plata. Yo vivo con las justas. Vivo de mi pensión nada más. Como todavía estoy enfermo no puedo trabajar en otra cosa.

Si no es indiscreción, ¿a cuánto asciende la pensión de un general de división? ¿Cuarenta mil?
Nunca llegó a cuarenta... De manera que yo no hice la revolución para mí. Había viajado, conocido el mundo, ¿qué más quería?

General, usted dice que la revolución está detenida, porque no ha habido ninguna medida de transformación. Pero ante la crisis económica, ¿qué hubiera hecho usted?
Arreglar la crisis económica.

Sí, pero ¿cómo?
En principio, viejo, hay una tanda de mocosos en las entidades claves. Así no se puede arreglar la economía del país. He visto que acaban de botar a Guiulfo, un mozo inteligentísimo, botan del Banco de Reserva a Barreto, que es un tipo de mucha experiencia. ¿Así se hace patria? A la buena gente la han botado y ha quedado una partida de mocosos.

¿Mocosos, general?
Para mí, mocosos, viejo.

Usted recibió una deuda de 800 millones de dólares. Y cuando salió está en 4 mil millones. ¿Cómo un gobierno como el suyo pudo producir una deuda tan alta?
Depende de lo que se haga. Si usted va al gobierno y no hace nada, no gasta un centavo. La revolución fue para hacer un nuevo Perú. Había que expropiar las tierras y había que pagar esas tierras. Cada transformación costaba al país, las cuentas están claras.
Yo le pongo el oleoducto Poechos, Cuajote, Bayóvar, Olmos, la fábrica de papel, fertilizantes. Actualmente no va a apretar el botón a hacer inauguraciones.

¿Inauguraciones de qué?
De obras importantes que hizo la revolución.

Hace un rato le pregunté y usted no me contesto esto: ¿Cuál fue el peor defecto de su gobierno? Digamos, ¿cuál fue su mayor virtud y cuál su peor defecto?
La mejor virtud fue que fue el primer gobierno que luchó por las grandes mayorías que estaban oprimidas.

¿Y su peor defecto?
El peor defecto de la revolución, bueno, tenía muchos defectos. Porque yo actuaba con gente que era enemiga de la revolución. Había Belaundistas, apristas, comunistas. Teníamos opositores por todos lados, inclusive ya está usted viendo, viejo, que mis ministros me traicionaron. ¿O no? Me traicionaron porque me sacaron, traicionándome. Eso fue una traición.

¿Cuáles eran sus relaciones con Expreso?
"Expreso" nos defendía. "Expreso" defendía a la revolución peruana. Todos los del "Expreso" defendían a la revolución.

¿Por qué?
No sé, pero la defendían. Cuando "La Prensa" nos atacaba, el único que salía y nos defendía era "Expreso". Cuando "El Comercio" nos atacaba, el único periódico que salía en defensa de la revolución era "Expreso". Se les prendía como un perro y les decía pestes. Nos defendía bravamente, nos defendía con valentía. Ahora, yo sé que había comunistas, claro. Estaba Moncloa, Roncagliolo, había varios, había un grupo. Pero nos defendía, viejo, era el único...

Pero digamos que esa defensa solitaria se acaba cuando se expropiaron los periódicos...
Bueno, no, porque en buena cuenta no se trató de una expropiación. Los periódicos no se quitaron para que el Estado los manejara, para que el gobierno los manejara a su gusto...

Pero así fue y así es...
Ahora yo no respondo por nada. Ahora todo es una mierda, viejo... [con Morales Bermúdez]

Sus palabras parecen expresar a veces amargura, general...
Amargura de qué. Amargura contra qué. Absolutamente, viejo...

["Esta con el mejor genio del mundo", interviene su esposa, que hace cinco minutos escucha la conversación]


La única amargura que tengo es no haber completado las transformaciones. Nos faltó no sólo la salud y la vivencia sino el crédito, la banca. No queríamos apoderarnos de los bancos para apoderarnos de sus utilidades. 
Lo que queríamos es que el Estado fuera dueño de la banca para poder manejar el crédito con un criterio revolucionario. Prestarle al zapatero, al gasfitero, al campesino. ¿Qué yo quiero cuarenta mil soles? Aquí está señor. Yo quería que el banco agrario comprara cuarenta camionetas y que todos los días esas camionetas recorrieran los valles para prestar plata. ¿Señor, usted siembra? Tal cosa, tal cosa. ¿Cuánto necesita? No quiero. ¿Qué no quiero? Si señor, aquí tiene usted: meterle por la boca la plata, aquí tiene usted. Porque la plata iban a mejorar. Oye viejo, no había plata, a esta pobre gente le compraban las cosechas por cinco años. Esta gente era estafada, les robaban su dinero... Nos faltó tiempo, porque me botaron.
Yo hice lo que pude. Más no puedo. Y mire cómo he salido...

Ya, que no te suba la presión. Interviene, doña Consuelo.

Mira lo que he ganado; una pierna menos, enfermo...

Pero todo tiene sus compensaciones. Usted ha ganado...[¿El amor de la gente?, pregunta llena de ironía, doña Consuelo.No diría eso, respondo]  ¿No cree usted que ha ganado, más allá de las pasiones y cuando las esencias se sedimenten; digamos, un puesto en la historia? [La gente más ingrata no puede ser, dice Consuelo. Después de tantas amarguras ¡un puesto en la historia!]
La revolución se ha dado el gusto de hacer las transformaciones que no hicieron los civiles. Los civiles tuvieron 150 años en el gobierno y no las hicieron. Por eso es que la Fuerza Armada tuvo que hacer la revolución. El consuelo que tengo es que la revolución hizo vibrar. Porque hasta los enemigos nuestros vibraron de contento cuando... (Velasco llora discretamente, apenas tiene voz para terminar) recuperamos Talara. Cuando recuperamos Talara hicimos vibrar hasta al mismo Ulloa... ¿Qué yo tenga amargura contra nadie...? ¡Contra nadie!

¿No cree que en algún caso fue usted, excesivamente autoritario, rígido, despótico?
¿En qué caso?

Por ejemplo: deportar a Armacanqui, deportar a Duharte, deportar a Zileri.
Yo no era ministro del Interior... Zileri nos atacaba continuamente, nos paraba, nos frenaba... El gobierno tiene también que sancionar a quienes lo atacan. La revolución tenía que defenderse. No iba a cruzarse de brazos para que le dijeran falsedades. De manera que ellos mismo se la buscaban, por locura...

Una última pregunta, general: ¿Cuál es según su punto de vista la salida política para el país?
Si ya no hay revolución, entonces el gobierno militar ya no se justifica. Debía haber pues, un gobierno democrático, ¿no?

¿O sea virtualmente, una convocatoria a elecciones?
Bueno, eso es lo único hasta la fecha inventado, ¿no?

https://agencias.lamula.pe/2014/10/03/no-termine-la-obra-de-la-revolucion/agencias/